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VICENTA. Iremos juntas. Yo tambin tengo que verla. Vmonos ahora? 205
MARA. Dentro de un rato, si le parece bien.
VICENTA. (En actitud de despedirse.) Viene usted a mi casa, o llama desde el balcn... (Recordando.) Ah!... Otra cosa: ya deca yo que se me olvidaba lo ms importante... Esta tarde empiezan las fiestas de 210 la Virgen de las Mieses... Es la locura de Agramante. Maana y pasado, gran baile popular en el campo que rodea el Santuario, al pie del monte. Es costumbre de las seoras principales, en das tan alegres, sacar de las arcas los mantones de Manila. 215
MARA. Y bailan?
VICENTA. Baila slo el pueblo. Nosotras organizamos meriendas, paseamos en el bosque, nos reunimos las amigas, formamos corros...
MARA. Oh, s!... Un rato de expansin, al aire 220 libre, entre personas amables, me agradar mucho...
VICENTA. Pues all nos vamos. Yo tengo mantones...
ESCENA V
MARA, VICENTA; LEN, por la izquierda.
LEN. (En la puerta, gozoso, gallardo, descubrindose.) Saludo a Mara, estrella de la maana, torre de marfil, asiento de la sabidura. 225
MARA. Ora pro nobis. (Riendo.) Cmo viene hoy! (Ocupa su sitio en la mesa.)
VICENTA. (Aparte.) Jess, qu saludos tan poticos usa este hombre carbonfero!
LEN. Seora Alcaldesa, Dios la guarde. (A Mara.) 230 Hoy, ms que ningn da, anhelaba yo venir a tomar sus rdenes.
VICENTA. (Aparte.) Y entra aqu como en su casa! Pues yo no me voy sin enterarme... (Retirndose a la izquierda.) 235
MARA. No se aparte usted, Vicenta. Todo lo que hablemos Len y yo puede usted orlo.
LEN. Tratamos de negocios. (Saca una voluminosa cartera y la pone en la mesa.) Seora Alcaldesa, acrquese usted. Aqu no hay secreto, porque los arrebatos 240 de mi admiracin por esta seorita sin par, de nadie los recato... quiero que sean pblicos.
VICENTA. Y lo sern... Ya empiezan a serlo.
MARA. Vaya, vaya, tenga juicio.
VICENTA. (Maliciosa.) Creo haber odo... que 245 Mara debe a usted sus conocimientos mercantiles.
LEN. No merezco el honor de llamarme su maestro. Si esto se dice, ser porque algn ejemplo de mi azarosa vida le sirvi de leccin saludable. De aquellos ejemplos ha sacado su ciencia; de su ciencia, sus triunfos y la 250 reparacin de su casa y familia.
VICENTA. Es cierto, amiga ma?
MARA. Cierto ser cuando l lo dice, Vicenta.
VICENTA. Bien. (A Len con picarda.) Sabe mucho su alumna. 255
LEN. Que si sabe! (Observando a Mara, que sonre.) Vea usted esos ojos, que penetran en toda la realidad humana.
VICENTA. Los ojos!... sa es la ciencia que a usted le fascina, seor mo. 260
MARA. No le haga usted caso, Vicenta. Hoy le desconozco: el hombre ms aplomado y ms sereno del mundo, se nos presenta como un cadete sin juicio... Qu le pasa a usted hoy?
LEN. Me pasa... Pues ver usted: hoy he despertado 265 con una idea luminosa, que repentinamente brot en m como una inspiracin. Pens...
MARA. (Con gran inters, levantndose y pasando al centro.) A ver, qu ha pensado el hombre?
LEN. Muy sencillo... Pienso... como si Dios murmurara 270 en mi alma... pienso que despus de tanto penar, despus del largo espacio de soledad y afanes en mi trabajosa vida, ya merezco el descanso, la alegra. Acbese mi Purgatorio y denme el Cielo, que ya tengo bien ganado. 275
VICENTA. Y quin es usted para decir y afirmar que lo merece ya?
MARA. Eso slo Dios lo decide.
LEN. Pues... a eso voy. Creo que Dios ha decidido mi indulto. 280
MARA. En qu se funda para creerlo as?
LEN. En que... hoy, hoy ha dispuesto Dios... algo que estimula mis esperanzas. Y al hacerlo as, me ha dicho...
VICENTA. Dios?... Pero habla Dios con los 285 comerciantes?
LEN. Alguna vez... Pues me ha dicho... Pobre alma, acbese tu suplicio... ven... llama a la puerta de mi Cielo... No faltar un ngel que te abra...
VICENTA. Y ha llamado usted? 290
LEN. Voy a llamar.
VICENTA. (Aparte.) Sin duda estorbo para el llamamiento... Pero aqu me planto.
MARA. (Queriendo variar de conversacin.) En fin, loquinario, viene usted o no a que pongamos en orden 295 nuestras cuentas?
LEN. No... Digo, s... vengo a eso... y a otra cosa. Empecemos por las cuentas.
VICENTA. (Apartndose.) Ay, ay, ay! Estas cuentecitas... me parece a m que es el diablo quien las 300 arregla.
LEN. (Saca de su cartera un papel.) Liquidacin de azulejos.
VICENTA. Qu, tambin vende alfarera? En el nombre del Padre... 305
LEN. Alfarera y cermica superior. A qu ese asombro? Mi discpula pidi a Sevilla dos partidas de azulejos: la una superior, con reflejos metlicos... la otra ordinaria. A m me dio el encargo de colocarlas... Pero no ha visto usted el zcalo del nuevo saln del 310 Ayuntamiento?
VICENTA. Y los portales de las casas nuevas... s.
LEN. (A Mara.) La clase superior se ha vendido ya totalmente. La otra ya ir saliendo. Liquidaremos las dos... 315
MARA. No: liquidemos slo la partida realizada.
VICENTA. (Aparte.) Estas partiditas y estas liquidacioncitas... ay! (Suspira.)
LEN. (Saca billetes de su cartera.) Son ochocientas treinta y dos... Rebajadas las letras de Aguil Hermanos, 320 Pasamanera, que pagu, resultan...
MARA. (Despus de hacer rpida cuenta.) No tiene usted que darme ms que cuatrocientas catorce, con diez cntimos.
LEN. Hija, no: seiscientas veintiocho. 325
MARA. Y su comisin, no la descuenta?
LEN. Deje usted. Otra vez ser.
MARA. No, no. Lucido est el maestro! Vaya un ejemplo que me da!... No hacemos ms tratos si no descuenta ahora mismo... 330
LEN. Bueno, bueno: no ria. (Contando.) Cuatrocientas catorce... No discuto con usted ninguna de las formalidades mercantiles, y tomo lo que, segn convenio, me corresponde. Esto no quita para que est dispuesto ahora y siempre a dar a usted mi hacienda toda, mi vida, 335 y mil vidas si mil tuviera.
VICENTA. (Aparte.) Ay, Dios mo, esto est perdido!
MARA. Pues con esto, unido a lo que me trajo usted ayer por las vajillas de porcelana superior y la cristalera 340 de Bohemia (Contando en la cesta del dinero)... y otras cosillas, tengo en mi caja ms de dos mil pesetas... Verdad que hay aqu un ingreso... (Picaresca.)
LEN. De qu?
MARA. Curiosn!... Esto es una partida secreta... 345 un dinerito que me ha cado del Cielo. No puedo decir ms.
VICENTA. (Aparte maliciosa.) Qu cielo ser se, Seor, de donde caen estos dineritos!
MARA. Bueno, bueno. Pues lo que debo a usted 350 sigo pagndolo en partiditas... Abneme otras trescientas pesetas. (Se las pone delante.)
LEN. De veras no las necesita? Antes que los principios, est la conveniencia de usted.
MARA. (Insistiendo.) No, hijo: cuando digo que... 355
VICENTA. (Aparte.) Tambin le presta dinero!
LEN. (A Vicenta.) Estos son negocios, esto es ley y mutuo auxilio comercial, seora Alcaldesa.
MARA. Llevamos nuestras cuentas con todo rigor.
LEN. Aqu no hay engao ni misterio. Seora ma, 360 est usted en la casa de la sinceridad, de la honradez ms pura.
VICENTA. S, s... Pero estos tratos y combinaciones...
LEN. (Con bro.) A gritos los digo yo en medio de 365 la calle. Y puesto a descubrir mi alma, gritar tambin que quiero a Mara, que la quiero con amistad, con respeto, con amor: la trinidad del querer...
MARA. (Riendo.) Qu sutil y qu hiperblico, Dios mo! 370
VICENTA. Pasin tenemos?... Ya dije yo...
LEN. Culto fervoroso que no quiere ni debe ocultarse.
MARA. Basta ya... Cllese la boca. Sea usted discreto. 375
LEN. No puedo callar. La realidad presente me ordena la indiscrecin.
MARA. (Confusa, turbada.) Qu realidad es sa que ayer no exista y hoy s?
LEN. Ha llegado la ocasin de que todos los buenos 380 afrontemos la verdad de la vida, y despreciemos todo artificio por imponente que sea.
MARA. (Con gran confusin.) Qu dice?... qu pasa?
LEN. Cualquier suceso inesperado abre a la voluntad 385 humana caminos nuevos.
VICENTA. Ya, ya. (Con pretensiones de agudeza.) Crisis comercial... no es eso?
LEN. S, seora... crisis.
MARA. Crisis en el comercio de usted o en el mo? 390
LEN. En los dos... No, no: en el de usted.
VICENTA. Subida inesperada en el precio de los artculos.
LEN. S... Artculo hay que ha estado por los suelos, y ahora sube, sube... 395
MARA. No entiendo...
VICENTA. Y vendr la quiebra.
LEN. Para impedir la ruina de mi amiga, le propongo mi apoyo comercial.
MARA. Cmo? 400
VICENTA. Es muy sencillo... asocindose...
LEN. Propongo un negocio comanditario... sobre nuevas bases... Formulado lo traigo aqu. (Saca de su cartera un pliego sellado.)
MARA. (Con gran curiosidad, tomndolo.) A ver, a 405 ver... (Trata de abrirlo.)
LEN. No, no: la ndole delicada de este nuevo negocio exige que usted no se entere de l hasta que pueda consagrarle toda su atencin... en la soledad.
VICENTA. Ya... estorbo. 410
MARA. No. (Persistiendo en su confusin.) Si no es amor, Vicenta: es...!
VICENTA. Que no? Abra usted y lea.
LEN. Ahora no.
VICENTA. Si bien claro lo dijo antes! Huido del 415 Purgatorio, se atreve a llamar a las puertas del Cielo.
LEN. He llamado, s... y con alma!
VICENTA. Me parece que no le abrirn, seor mo. (Mira alternativamente a Len y a Mara. Pausa. Mara mira al suelo, a Len; mira la carta. Con los ojos expresa 420 todo: alegra, expectacin, miedo de dar a conocer sus sentimientos ante su amiga.)
LEN. (Que ha recogido rpidamente su cartera y sombrero.) Si no me abren, si soy despedido, volver al lugar de suplicio y expiacin. S padecer; conozco el 425 dolor; vivir recogido y encerrado en el desconsuelo infinito... sin que por eso flaquee mi fe cristiana. Siempre dir: Dios en las alturas, Mara en la tierra. Mara es la paz; Mara es la esperanza, la flor y el fruto de todo bien... (Se retira hacia la izquierda.) He llamado y 430 espero. (Hace ligera reverencia y se va. Mara le sigue con la mirada. Permanece absorta.)
ESCENA VI
MARA, VICENTA; despus CIRILA.
VICENTA. (Mirndola con severidad.) Lea usted... lea para s. Hgase cuenta de que est sola.
MARA. (Vencida de la curiosidad, rasga el sobre; 435 desdobla con febril mano el papel, y lee rpidamente.) En previsin de una crisis prxima... Ve usted? no es nada. Cosa de poltica, de comercio...
VICENTA. Amiga querida, estoy asustada. Preveo cosas muy graves. 440
MARA. Por qu?
VICENTA. Ya sabe usted cunto la quiero. Lo que he visto y odo aqu parceme un principio de grandes desastres.
MARA. (Abrasada de curiosidad, vuelve a desdoblar la 445 carta.) Permtame un instante. (Lee para s.) Crisis de familia... (Se interrumpe al or la voz de Cirila; vuelve a replegar la carta.)
CIRILA. (Entrando por la derecha.) Los seores Marqueses bajan ahora. 450
VICENTA. Yo me voy. (Retrocede.) Hemos quedado en ir juntas a la romera. Vendrn conmigo las de Gonzlez. Por Dios, Mara, que no se arrime a usted ese hombre, que no caiga en la estpida presuncin de acompaarla. 455
MARA. (Sin or lo que dice.) Bien... s... Hasta luego, amiga ma.
VICENTA. Adis.
MARA. (En cuanto la ve salir, lee rpidamente saltando de una carilla a otra.) Este inmenso amor mo, 460 hijo de la adversidad, tiene de su madre la firmeza y la esperanza...
CIRILA. (Mirando por la derecha.) Ya vienen...
MARA. (Lee saltando.) Soy incandescente. Ardo: no me consumo. Siempre espero. (Saltando.)... alma 465 superior, fuerte... La vida armnica... eficaz. (Repliega la carta y la esconde al sentir la voz de su padre.)
ESCENA VII
MARA, CIRILA, DON PEDRO, FILOMENA, DON RAFAEL.
DON PEDRO. Hijita del alma, los ratos que nos roban tus quehaceres nos parecen siglos.
FILOMENA. Y siglos de tristeza, porque debemos 470 decirte...
DON RAFAEL. Qu?... Ya empiezan a reirla?
DON PEDRO. Quin habla de reir? Adorada Mariucha, tus ideas de mujer entendida y laboriosa han sido el remedio de nuestra desdicha. Pero... 475
FILOMENA. Te agradecemos en el alma lo primero que hiciste por nosotros...
DON PEDRO. La venta de tu ropa de lujo nos pareci un rasgo de cario filial. Lo dems...
MARA. Lo dems, qu...? 480
DON RAFAEL. Lo dir yo. Es que no pueden habituarse... cuestin de sangre, de nacimiento... no se acomodan a estos menesteres mercantiles.
MARA. Bah, bah. (Acaricindoles.) Por Dios, queridos paps, reflexionad en lo que consumimos; y si 485 habis pensado mejor arbitrio para vivir decorosamente, decdmelo... Pero ahora no. (Impaciente.) Estoy de prisa.
FILOMENA. Tienes que salir?
MARA. Voy con Vicenta a casa de Josefita. 490
DON PEDRO. Ya... Pues vete, vete.
FILOMENA. Volvers pronto?
MARA. (En el ngulo de la derecha, quitndose el delantal.) En seguida... Dime, papato: de las remesas de esperanzas que te hace mi hermano, ha resultado 495 algo positivo?
DON PEDRO. (Con tristeza.) Nada, hija ma.
MARA. Ya ves que ni le han hecho diputado, ni le ha salido aquel negocio, ni nada...
FILOMENA. Pero en su ltima carta nos dice, con 500 cierto misterio, que no tardarn en despejarse los horizontes.
MARA. (Arreglndose.) No os fiis de horizontes, ni de las nubes esperis nada bueno. Miradme a m, que quiero ser vuestro cielo, y ms aun vuestra tierra. Dejadme 505 que os gobierne, que os cuide, que os alimente... Sed modestos, sencillos, y no sois con grandezas alcanzadas por arte de magia. (Vuelve al centro ya vestida, el sombrero en la mano.) Mil veces os lo he dicho y hoy os lo repito. El noble arruinado no debe obstinarse en 510 aparentar la posicin perdida. Hgase cuenta de que se ha cado de la altura social, y al caer... naturalmente... cae en el pueblo... en el pueblo de donde todo sale y a donde todo vuelve.
DON PEDRO. Pueblo nosotros?... Shocking. 515
MARA. (Expresin de incredulidad y burla en el Marqus y Filomena.) No lo creis, dudis?... Pues no dudis nunca del amor ni de la abnegacin de vuestra hija.
FILOMENA. (Ponindole el sombrero.) S, s... No 520 dudamos... Pero no te detengas, hija.
DON PEDRO. (Deseando que salga.) Lo primero tus asuntos.
MARA. No tardar. (Indica a Cirila las cajas que ha de llevar.) 525
DON RAFAEL. (Aparte a Mara, junto a la puerta.) Volver usted pronto?
MARA. (Aparte a don Rafael, con vivo afn.) S: espreme usted aqu, don Rafael. Tengo que hablarle.
DON RAFAEL. Cosa de importancia? 530
MARA. De inmensa importancia y gravedad.
DON RAFAEL. Aqu estar. (Sale Mara, seguida de Cirila con cajas.)
ESCENA VIII
DON PEDRO, FILOMENA, DON RAFAEL.
DON PEDRO. (Esperando que se aleje.) Ahora, aprovechando su ausencia... (A Filomena, que se asoma a 535 la puerta.) Est lejos?
FILOMENA. Ya estn en la calle... Registremos todo. (Dirgense los dos a la mesa de escribir.)
DON RAFAEL. Pero qu hacen?
DON PEDRO. (Probando a abrir el cajn de la 540 mesa.) Veamos si se encuentra aqu la clave de este misterio.
FILOMENA. (Dndole un manojito de llaves.) Prueba con estas llaves.
DON RAFAEL. Pero, seor Marqus... 545
DON PEDRO. Alguna habr que sirva. (Probando llaves.) sta no va... probemos otra.
DON RAFAEL. Permtanme que les diga...
DON PEDRO. S: que es cosa fea esta violacin de cerraduras... 550
FILOMENA. Pero se trata de un ser adorado...
DON PEDRO. Que no queremos que se nos extrave.
FILOMENA. Nos encontramos frente a un tremendo enigma...
DON PEDRO. (Probando otra llave.) A ver sta... 555 Seor don Rafael, el enigma es ste: cmo se puede atender a las necesidades de esta familia, y pagar el colegio de los nios, vendiendo flores de trapo y jugando a las tiendas?
DON RAFAEL. Puede ser, cuando ella lo hace. 560
DON PEDRO. Pero de veras, don Rafael, usted no duda?
FILOMENA. No sospecha...?
DON RAFAEL. (Con energa.) Ni sospecho ni dudo. Yo creo en Mara. 565
DON PEDRO. (Lanzando una exclamacin de alegra al sentir que se abre la cerradura.) Ah! (Tira del cajn.)
FILOMENA. Abierto! (Se aproxima con viva curiosidad.)
DON PEDRO. Venga usted, seor Cura, y examine... 570
DON RAFAEL. (Alejndose.) Yo no: soy confesor; pero no abro las conciencias con llave falsa.
FILOMENA. (Dando prisa a don Pedro.) Registra pronto, por si vuelve.
DON PEDRO. (Sacando con gran respeto la cestilla 575 del dinero.) Santa Brbara, cunto dinero! (Se asombra de su contenido.)
FILOMENA. (Mirando el dinero sin contarlo.) Pasa de quinientas pesetas...
DON PEDRO. (Contando a la ligera.) Doscientas... 580 cuatro... seis... Y tambin mil... (Ms asombrado.) Y tambin dos mil!... Y aqu un sobre que contiene billetes. A ver, qu dice aqu? (Lee el sobre.) Dinero del Cielo.
DON RAFAEL. (Aparte.) Ahora es ella! 585
DON PEDRO. Tanto dinero me pone en gran confusin.
FILOMENA. Y a m.
DON RAFAEL. A m no. Dios ha favorecido a la nia en sus negocios.
DON PEDRO. La legtima ganancia no puede ser tan 590 grande.
FILOMENA. No nos har creer don Rafael que Dios multiplica los billetes de Banco.
DON RAFAEL. No multiplic los panes y los peces?
DON PEDRO. Amigo mo, no estamos en los tiempos 595 bblicos.
DON RAFAEL. En los tiempos bblicos y en todos los tiempos, Dios hace lo que le da la gana.
FILOMENA. Y este dinero bajado del Cielo, qu significa? Yo no lo entiendo. 600
DON PEDRO. Queridsimo Cura, no comprende usted que hay misterio?
DON RAFAEL. Misterio habr. Pero mi fe religiosa me ha enseado a creer lo que no entiendo. Creo en Mara.
FILOMENA. (A Don Pedro.) Sigue... A ver si los 605 papeles nos aclaran el enigma.
DON PEDRO. (Pone la cestilla donde estaba. Saca papeles.) Cuentas... facturas...
FILOMENA. Lee.
DON PEDRO. (Leyendo.) Letras pagadas por 610 Len... Saldo con Len...
FILOMENA. Y esto, don Rafael?... Qu dice de esta ingerencia del carbonero en los asuntos de mi hija?
DON RAFAEL. (Imperturbable, pasendose.) Creo en Mariucha. 615
DON PEDRO. (Examinando otro papel.) Una cuenta de sus gastos... (Lee.) Caja de puros Henry Clay para pap... la pensin de los nios... (Alzando la voz.) Pagado a Len...
FILOMENA. (Que tambin ha examinado papeles.) Y 620 aqu: Cobrado de Len... Esto ya es demasiado.
DON PEDRO. (Repitiendo.) Debido a Len... entregado a Len... recibido de Len!... Pero esto es una cueva de leones! (Se levanta indignado.)
FILOMENA. (Con disgusto.) Djalo ya... tapa... 625 cierra.
DON PEDRO. (A Don Rafael.) Qu significa la repeticin de este maldito nombre en todos los apuntes, en todas las cuentas?
DON RAFAEL. No s... Con leones y sin leones, creo 630 en Mariucha; creo en la que ha sido y es imagen de la Providencia, mensajera de los consuelos que Dios enva a una desgraciada familia...
FILOMENA. Oh, quin pudiera creer...! (yense las voces de Corral y Bravo dentro.) 635
DON PEDRO. Si esa fe se nos pudiera comunicar!... Ah! Qu voces son esas?
ESCENA IX
DON PEDRO, FILOMENA, DON RAFAEL, CORRAL, BRAVO.
CORRAL. (En la puerta, ambos con grandes aspavientos de alegra, descubrindose.) Vivan los seores Marqueses de Alto-Rey! 640
BRAVO. Vivan...!
CORRAL. Viva el muy ilustre caballero, la nobilsima dama y la elegantsima seorita, el elegantsimo ngel...! (Notando la ausencia de Mara.) Pero no est el ngel...? 645
BRAVO. Vivan todos, vivaaaan!
DON PEDRO. (En gran confusin.) Pero qu es esto?... Por qu tanto jbilo?...
DON RAFAEL. Os ha picado la tarntula? (Don Rafael lleva aparte a Bravo para interrogarle.) 650
FILOMENA. (Muy impaciente.) Explquenos, Corral...
DON RAFAEL. (Aparte a Bravo, oda su explicacin.) Pero es verdad?
BRAVO. He visto los telegramas...
DON RAFAEL. Dios nos asista! Esta gente se va a 655 volver loca.
CORRAL. (A los Marqueses.) No les doy la noticia sino a cambio de una promesa.
DON PEDRO. (Vivamente.) S, s... por prometido, por prometido. 660
CORRAL. Promesa, seguridad quiero de que han de influir en el nimo del ngel de la casa... para que...
DON PEDRO. Bueno, bueno... se har... Diga...
ESCENA X
Los mismos; el ALCALDE, MARA, CIRILA, que entran por la izquierda.
ALCALDE. Qu...? Se me han anticipado estos locos? 665
DON PEDRO. (Abrasado de impaciencia.) Alcalde, qu hay?
ALCALDE. Que me debe usted una merienda en el campo. He ganado la apuesta.
DON PEDRO. Ah! (Qudase con la palabra atravesada 670 en la garganta.)
FILOMENA. (A Mara.) Hija... qu?
MARA. (Sin mostrar alegra, pero sin afectacin de pena.) Queridos padres, vuestras esperanzas son realidad. 675 Mi... (Iba a decir mi hermano: se corrige.) Vuestro hijo ser antes de una semana... el esposo de Teodolinda.
DON PEDRO. Jess!... Oh!... (Quiere hablar y no puede. Queda como paralizado.)
ALCALDE. La noticia es de las que al modo de centella 680 pueden herir. Por esto Cesreo se sirve de m como pararrayos. Vean los telegramas. Son de ayer: han venido con retraso. (Les alarga los telegramas. Filomena los arrebata.)
FILOMENA. Dme... 685
DON PEDRO. No, no... mentira... no creo... (Es acometido de una violenta perturbacin nerviosa.)
FILOMENA. (Leyendo trmula, la voz cortada.) Casamiento... lunes prximo... Teodolinda... abraza a sus padres... amorosa hija... 690
DON PEDRO. (Alelado.) No creo... no creo... Millones de pesos... diez... Falso, falso... no existen... fantasa nmeros... ilusin... mentira...
FILOMENA. (Mostrando los telegramas.) Pero, hijo, mira... 695
DON PEDRO. (Tiemblan sus manos; su mirada divaga. Cae en el silln. Acude Mara a su lado.) Tele... telegramas mentira... de la elec... elec... tricidad. (Compungido, con amago de parlisis.) Quieren vol... volverme loco. Quieren ma... ma... tarme. 700
MARA. Cree, pap, y algrate.
DON PEDRO. (Abrazando a su esposa con infantil ternura.) Filomena!
FILOMENA. Tanto padecer ha tenido al fin su trmino.
DON PEDRO. (Abrazando a su hija.) Hija del alma, 705 ngel del Cielo...!
MARA. (En brazos de su padre.) Ya eres feliz, papato querido. (Entra Cirila con un vaso de agua.)
DON PEDRO. (Levntase y acude a ellos.) Don Rafael, Alcalde, Corral, Juez... Pero es verdad? 710
DON RAFAEL. S: creo en Mara... (Corrigindose.) Creo en Cesreo... (Se aparta con Bravo.)
ALCALDE. Dios no abandona a los buenos.
MARA. (Ofrecindole el vaso de agua.) Bebe un poquito de agua, y sernate. (Continan Mara y su 715 madre animndole con cariosas expresiones. Forman grupo junto a una de las rejas del fondo.)
DON RAFAEL. (Con Bravo a la izquierda.) Con este inaudito casorio, que no s si es obra de Dios o del mismo diablo, tendremos al don Cesreo de perpetuo cacicn, 720 o feudal amo de todo este territorio. (Se agregan el Alcalde y Corral.)
BRAVO. Strapa y mandn de Agramante para in ternum.
CORRAL. Ayer fueron inscritas en el Registro las 725 Albercas.
ALCALDE. Y las pertenencias ms ricas de Somonte son suyas.
DON RAFAEL. Y el aire, y el sol, y la luna... y nuestra respiracin, y hasta las pulgas que nos pican. (Incomodado 730 se aleja del grupo.)
DON PEDRO. (Que ha ledo con infantil risa los telegramas.) Bien claro est. (Lee.) Saldr... recoger familia...
MARA. Pero no dice cundo. 735
FILOMENA. Ser hoy, maana...
DON PEDRO. Naturalmente, iremos a la boda... Ya creo, ya creo. (Su crisis nerviosa se resuelve subitamente en una inquietud o desvaro mecnico. Recorre la escena con paso inseguro; despus en actitud gallarda y altanera.) 740
MARA. (Siguindole.) Pap, ten calma...
DON PEDRO. (A Filomena, que tambin le sigue.) Inmediatamente, dispn los equipajes...
FILOMENA. Recogeremos todo. Puede llegar Cesreo de un momento a otro... 745
DON PEDRO. Adis, maldito Agramante; adis, triste destierro...!
MARA. Pap, no maldigas esta tierra de nuestro descanso.
ALCALDE. Lo que es alegra para ustedes es pesar 750 para nosotros. Se van. (Don Pedro, Mara, Corral, Bravo forman grupo a la izquierda hablando de si se van o no pronto. Filomena pasa a la derecha, donde est don Rafael meditabundo.)
FILOMENA. Ahora, mi venerable amigo, me toca a m 755 estar alegre, en premio de la alegra que di a los pobrecitos enfermos, a quienes usted socorri con mis ahorrillos...
DON RAFAEL. Mucho, mucho!... Pues se pusieron contentsimos, y se arreglaron, vivieron...
FILOMENA. Y eran enfermos graves...? 760
DON RAFAEL. Gravsimos, amiga ma... Socorr a una familia en la cual estaban todos... o casi todos, locos perdidos.
FILOMENA. Furiosos?
DON RAFAEL. As, as... Eran ms bien pacficos. 765
FILOMENA. Pues ahora, en accin de gracias, el primer dinero que caiga en mis manos ser para...
DON RAFAEL. (Con gracejo irnico.) Otro mantito para la Virgen...
FILOMENA. Y que ser esplndido. 770
DON RAFAEL. Oh, s: mucho, mucho! Manto bordado de perlas y esmeraldas con una orla en que se repita esta dulce leyenda: Creo en Mara. (Filomena cruza las manos con emocin beatfica. Siguen hablando. Don Pedro contina rodeado de todos en el otro grupo, 775 rebosando satisfaccin.)
CORRAL. Ahora, seor Marqus, como si lo viera, me le hacen a usted Embajador.
DON PEDRO. (Vanidoso, sin perder su dignidad.) No dir que no. Quizs lo aceptara por complacer al Gobierno, 780 y porque me conviene tomar las aguas de Carlsbad. (A Mara.) Y a ti te probarn muy bien las de Charlottenbrunn, en Silesia.
MARA. A m? Si estoy reventando de salud! (Apartada de todos los grupos, se sienta junto a una de 785 las rejas. Su actitud es de inquietud y melancola.)
DON PEDRO. Y para ti, Filomena, estn indicadas las de Teplitz, en Bohemia.
FILOMENA. No hagas proyectos, hijo, que ya es hora de sentar la cabeza. 790
DON RAFAEL. Y qu falta le hacen a usted embajadas, don Pedro?
DON PEDRO. En todo caso, alguna de las que no dan quebraderos de cabeza y son puestos de pura etiqueta: por ejemplo, la de San Petersburgo. 795
CORRAL. Vale ms que le hagan a usted embajador en Agramante.
ALCALDE. En este territorio, s, donde ha de tener Cesreo tanta propiedad...
DON PEDRO. Ya puede mi hijo ir pensando en mejorar 800 los cultivos. Yo tengo pasin por la agricultura. (Jactancioso.)
DON RAFAEL. Mucho, mucho! (Explicando don Pedro sus planes agrcolas van pasando al centro. Mara y Corral quedan a la izquierda.) 805
CORRAL. (Aparte a Mara.) Por ltima vez, Mariquita...
MARA. Por ltima vez! Ya respiro.
CORRAL. All va mi... ultimatum...
MARA. (Con fingida benevolencia.) Ah! don Faustino. 810 Mis padres pican ahora muy alto. Y si va pap, como parece probable, a la embajada de San Petersburgo, de fijo querrn casarme con un prncipe ruso.
CORRAL. Es burla?... Ah, ingrata, ingrata!
DON PEDRO. Mara. (Acude Mara al grupo del centro.) 815
CORRAL. (Aparte, despechado.) Bromitas a m! Ya ver mi ngel las que yo gasto... (Caviloso, pasa a la derecha.)
DON PEDRO. Ya podis ir preparando la merienda...
FILOMENA. De eso me encargo yo. Cuntos...? 820 (Don Pedro, Mara, Filomena y el Alcalde quedan a la izquierda ocupndose de la merienda. Pasan a la derecha Corral, Bravo y don Rafael.)
BRAVO. (A Corral.) Dse usted por muerto, Faustino.
DON RAFAEL. Tu papel ya no es cotizable. 825
BRAVO. (Zumbn.) Han bajado horrorosamente los brillantes... Y yo pregunto: continuar en alza el carbn?
DON RAFAEL. (Indignado.) Qu decs ah, farsantes, envidiosos? (Indignado, se retira.) 830
BRAVO. (Solo con Corral.) Don Cesreo se encargar de dar un corte a esta ignominia... Slo que... me temo que llegue tarde.
CORRAL. Para que llegue a tiempo, estoy yo aqu, que madrugo... Ya estoy pensando el telegrama que 835 voy a poner... esta misma tarde.
DON PEDRO. (Contestando a Filomena.) No, no... no me conformo con invitar a los presentes.
MARA. Pues a quin...?
DON PEDRO. Convido a todo el Ayuntamiento, a los 840 Juzgados de primera instancia y municipal, a la oficialidad de la zona, a la Guardia civil, a los maestros de las escuelas pblicas, al clero parroquial...
FILOMENA. Hijo, por Dios...!
DON RAFAEL. Djele usted. Dios a todo proveer. 845 (yese rumor lejano de alegra popular: voces, guitarras, panderetas.) Ya comienza el festejo.
DON PEDRO. Alegra del pueblo, eres mi alegra.
ESCENA XI
Los mismos; VICENTA, SEORA y SEORITAS DE GONZLEZ. Las cuatro con mantn de Manila y claveles en el pelo. Una de las seoritas trae un manojo de claveles, y Vicenta un mantn en caja o pauelo.
VICENTA. A dar a todos mi enhorabuena y a llevarnos a Mara. 850
SEORA DE GONZLEZ. Seora Marquesa, reciba usted nuestros plcemes.
SEORITA 1. Seor Marqus, nos alegramos infinito.
DON PEDRO. Gracias, mil gracias, seora y seoritas... 855
VICENTA. (Mostrando el mantn a Mara.) Para usted traigo ste, que ser de su gusto.
MARA. Oh, s... est muy bien! (Lo desdobla.)
SEORITA 2. A ver, a ver. (Se lo pone.) Oh, qu bien! 860
FILOMENA. Admirable! (Todos aprueban. Suenan ms cerca los cantos y msicas populares.)
DON PEDRO. Oh... todo es jbilo!
SEORITA 1. (A Mara.) Ahora los claveles. (Con ademn de ponrselos. Mara se sienta.) 865
MARA. (Dejndose adornar.) Pondmelos a vuestro gusto.
BRAVO. (Aparte a Corral, sealndole a Mara.) Vea usted qu preciosidad!
CORRAL. (Torciendo el rostro.) No la miro; no quiero 870 mirarla. Se me va la vista; me da el vrtigo. (Pasan por el foro animados grupos de mozas del pueblo, con mantn de Manila, tocando panderetas; muchachos con guitarras y bandurrias. Marchan al son de un pasacalle.)
(Para ver la muchedumbre alegre, acuden a las rejas 875 todos menos Mara, que permanece a la derecha en actitud silenciosa y triste. Don Rafael a ella se aproxima.)
DON RAFAEL. (A Mara.) Hija ma, veo que no est usted alegre, y aqu vengo yo.
MARA. (Consternada.) Lo que a mis buenos padres 880 tanto regocija, a m me anonada.
DON RAFAEL. Pero usted es un corazn fuerte, y afrontar valerosa las desventuras que la esperan.
MARA. (Muy afligida.) Y cree usted que podr...?
DON RAFAEL. Lo veo muy difcil. A los fuertes se 885 debe la verdad. Lo creo imposible.
MARA. Desdicha inmensa si usted me abandona!
DON RAFAEL. Yo, no. Creo en Mariucha!
MARA. Pues promtame hacer lo que yo le diga... Usted me ha dado la mayor prueba de estimacin y 890 confianza entregndome, para ayudarme a sostener a la familia, el dinero del Cielo.
DON RAFAEL. Era lo ms cristiano.
MARA. Dgame: pasado maana habr tambin fiesta? 895
DON RAFAEL. Ya lo creo: ser el gran da. Tiene usted que venir con mis sobrinitas a la alborada, y despus...
MARA. Pues pasado maana...
DON RAFAEL. Qu tengo que hacer? 900
MARA. Bien poca cosa: no separarse de m, ir siempre a mi lado. (Permanece meditabunda y llorosa.)
DON RAFAEL. Y no es ms que eso? Ir con usted, a donde quiera.
DON PEDRO. (Que se aparta de la reja, con los dems, 905 visto ya el paso de la multitud alegre.) Mariucha, pero no has visto...? (La observa llorosa.) Hija ma, lloras?
MARA. (Secndose las lgrimas.) No, no, papato, es que...
DON RAFAEL. Lloraba de gozo. 910
DON PEDRO. Vamos, ven, y confundamos nuestro gozo con la alegra popular.
FILOMENA. Alegre est todo: el Cielo, la villa, el pueblo.
MARA. (Rehacindose, con potente esfuerzo, hace rpida 915 transicin de la tristeza al contento: su pecho se ensancha, sus ojos resplandecen.) Y yo, tambin. (Con efusin de su alma cogiendo el brazo de don Rafael.) Yo tambin soy pueblo... porque soy pobre.
DON PEDRO. (Un poco sorprendido de la frase.) Qu, 920 qu?
MARA. Llevadme a la fiesta, al campo, al sol... al sol, que es la pompa de los humildes.
ACTO CUARTO
Explanada de la Ermita del Cristo, a la subida del monte.—Al fondo, entre follaje, la ermita. Junto a ella una escalerilla tallada en la roca, que da paso al monte, cuya espesura se extiende en plano ascendente por todo el foro.—A la izquierda, arbustos por entre los cuales se abre un sendero que conduce a la Villa. sta se supone que est muy cerca, y a un nivel ms bajo que la escena.—A la derecha, muro ruinoso con portalada sin puerta. De aqu parte un sendero, que se supone conduce al ferial, al Santuario de las Mieses, a la Estacin del ferrocarril y a puntos lejanos de la Villa.—En el centro, un castao corpulento que cubre con sus ramas toda la escena. Junto al tronco, un banco de mampostera, musgoso. Es de da.
ESCENA PRIMERA
LEN, que entra por la izquierda.
LEN. Ermita del Cristo: es sta... rbol corpulento. (Lo seala.) Y yo aqu. (Dudando. Saca con febril presteza una carta.) Lo he ledo cien veces, y an me asaltan dudas. (Lee.) En la ermita... al pie del castao... Para mayor claridad aade: entre el 5 hospital de la Misericordia... all est la Misericordia (Seala un punto cercano y bajo.) y San Pedro... aqul es San Pedro. (Lo seala.) Tampoco puede haber duda en la fecha. La carta dice: maana. La escribi anoche. Luego maana es hoy... Bien claro est: 10 aqu dar contestacin a la carta que puse en su bendita mano... Aqu, antes de la procesin... Y vendr con don Rafael... Un murmullo interior me dice que est prxima la ocasin culminante de mi existencia... Mara... No, no es loca jactancia creer que corresponde al 15 amor mo. Esto se conoce, esto se ve, se siente, se respira... Y ahora... (Gran confusin.) aqu... al dar a mi carta respuesta verbal, me dir... (Mayor confusin.) Yo me vuelvo loco... qu es esto? Qu universo nuevo, con nueva luz, se descubre ante m? (yense toques de campana, 20 lejanos.) Ya estn en misa mayor. (Corre a la derecha.) Ya vienen. (Vuelve al centro.) No me dice si debo hacerme el encontradizo o si... Lo dir la carta?... Ya no hay tiempo. (Mirando.) Ya se acercan... Esperar... y ella misma me indicar... (Se oculta entre 25 los arbustos de la izquierda. Entran Mara y don Rafael por la derecha.)
ESCENA II
LEN, MARA, DON RAFAEL.
MARA. (En la portalada dndole la mano.) Un pasito ms y ya estamos. Ay! no s cmo pedirle que me perdone la molestia de esta caminata. (Ve a Len y con 30 un signo le manda esperar.)
DON RAFAEL. Por ser usted quien es, Mariquita, y por la fe que en su soberana virtud tiene este Cura, voy con usted al fin del mundo... Ea, est contenta de m? 35
MARA. Contenta y agradecida lo que no puede imaginarse. (Le conduce al banco.)
DON RAFAEL. Bueno... Pues recapitulemos. Usted, al manifestarme la grave resolucin de no seguir a sus padres a Madrid... 40
MARA. (Interrumpindole.) Resolucin fundada principalmente...
DON RAFAEL. Djeme concluir... Para fundamentar su propsito de resistencia... alegaba usted, entre otras razones, un sentimiento que... 45
MARA. (Vivamente.) Sentimiento que usted conoca ya...
LEN. (Aparte.) Oh, divina mujer!
DON RAFAEL. Lo conoca, y aconsej a usted... En fin, admitamos el hecho con toda su fuerza. Ayer dije 50 a usted que para dar su verdadero valor a ese sentimiento, es menester conocerlo de un modo indudable en su re...
MARA. (Impaciente, con gran viveza.) Claro, en uno y otro.
DON RAFAEL. (La manda callar y sigue.)...ciprocidad, 55 en su reciprocidad. Total: que tengo que or a los dos.
MARA. Justo.
DON RAFAEL. Pues ya estamos aqu. (Contando.) Usted, uno; yo, dos. Y el tercero? 60
MARA. Si est aqu!
LEN. (Avanzando, por indicacin de Mara. Se descubre.) Aqu, don Rafael, con toda la verdad que llevo en mi alma.
DON RAFAEL. Pues vea yo esas conciencias... la de 65 usted, que la de Mariucha ya me la s de memoria.
LEN. (Sealando el rbol gigante.) Y que no es ste mal confesonario, verdad, don Rafael?
DON RAFAEL. Mucho!... rbol secular, cuntas declaraciones de enamorados, cuntos lamentos de 70 tristes, cuntos planes de ilusos y soadores habrs odo! Oigamos ahora t y yo, y Dios con nosotros, la historia de estos pobres corazones, que ciegos corren a una batalla imposible.
MARA. Por Dios, no sea tan pesimista. 75
DON RAFAEL. Ea... a nuestro asunto. Seor don Len, declare usted. (Mara se retira a una distancia en que puede escuchar.)
LEN. Declaro...
DON RAFAEL. Cmo tuvo principio ese... esa 80 inclinacin...?
LEN. Una noche, dos meses ha, fui llamado por Mara...
DON RAFAEL. Eso ya lo s... cuando le pidi a usted un socorro para su familia, y usted no pudo drselo. 85 (Riendo.) Graciossimo! Ya me lo ha contado ella.
LEN. Aquella noche fue...
DON RAFAEL. Cuando le vendi el vestido a esa fantasiosa... Buen golpe, de maestro!... Adelante.
LEN. Desde aquel punto y ocasin, seor Cura, se 90 encendi en m un fuego de amor tan vivo...
DON RAFAEL. Mucho, mucho!
LEN. Mara emprendi para el sostenimiento de su familia una serie de trabajos que hacen de ella una grande herona. 95
DON RAFAEL. Mucho! Si no ha nacido otra que se le iguale! (Risueo, con ingenua admiracin.)
LEN. Yo la ayudaba en sus empresas mercantiles.
DON RAFAEL. Tambin lo s... Adelante.
LEN. Como la ayud usted dndole el dinerito del 100 Cielo...
DON RAFAEL. Le habra dado el de la tierra si lo hubiera tenido. Le di el del Cielo porque no tena otro... Bueno: con que la am usted...
LEN. La am por su abnegacin, por su piedad filial, 105 por la valenta que desplegaba en aquella lucha... la am tambin por su belleza... todo hay que decirlo...
DON RAFAEL. Naturalmente... Si fuera un coco de fea, todo eso de la abnegacin y de la valenta habra sido msica... 110
LEN. La am por su talento incomparable, por esa dignidad, unida a la gracia...
DON RAFAEL. (Moderando el entusiasmo descriptivo de Len.) Bueno, bueno. Bien a la vista est su mrito... 115
LEN. Yo bien s que no la merezco: ella es grande; yo, aunque tambin de padres ilustres, soy un infeliz hombre, atado a un bajo comercio. A la presente condicin humilde he venido por mis errores de otros das, de das muy lejanos, don Rafael. (Con viveza y calor.) 120 Aberraciones de las que ya estoy corregido, radicalmente corregido, bien lo sabe usted. Abierta est mi alma a los ojos de Dios. Los de usted tambin han entrado en ella...
MARA. (Sin acercarse.) Cralo, don Rafael, si cree 125 en m.
DON RAFAEL. Creo... Su enmienda y reforma no son nuevas para m.
LEN. Mara conoce mi amor. Yo adivino el suyo. Si ella y Dios me deparan la dicha inefable de llamarla 130 mi esposa, creer que esto no es la Tierra, sino el Cielo.
DON RAFAEL. Tierra es, y bien dura y triste... valle de lgrimas. (Suspirando.) Bien. Ya puede usted acercarse, Mara, y decirme... (Mara se acerca, los ojos bajos.) aunque casi no es preciso... 135
MARA. (Con modestia.) Le quiero por su inteligencia, por sus desgracias, por el inmenso esfuerzo moral que significa su regeneracin, consumada por l mismo, solo con su conciencia. Por esto, y por gratitud, le quiero, y decidida estoy... a... (Vergonzosa, enmudece.) 140
DON RAFAEL. Acabe, hija... Ya, para lo que falta...
LEN. Oh, jbilo inmenso! (Con vivo entusiasmo, abrazando a don Rafael.) Djeme usted que le abrace...
DON RAFAEL. Apriete, apriete. Ya puede estar orgulloso. (Con pesimismo.) Pero... 145
MARA. Pero qu...? (Vivamente, atacndole por un lado.) Usted no nos abandona; usted hace suya nuestra causa.
LEN. (Atacndole por el otro lado.) Usted sabe dar a Dios lo divino, lo humano a los hombres. 150
DON RAFAEL. (Apartndoles.) S, s: s todo eso... pero s tambin que contra ese afecto... todo lo santo y noble que se quiera... se alza un poder tirnico, incontrastable.
MARA. Pero nada significa nuestra voluntad? 155
LEN. Manifestada ante la religin, ante usted?
DON RAFAEL. Dios Uno y Trino, que no pueda yo...! Si por la religin se resolviera... pronto os arreglara yo... (Con ademn de bendecir.) Pero el mundo ha venido a parar a un enredo, a una confusin tal de 160 todas las cosas, por el sin fin de leyes, preocupaciones, prcticas y corruptelas, que vuestra noble aspiracin no podr escapar, no, de la inmensa red... Sucumbiris, sucumbiremos, hijos mos... Debo deciros todo lo que s... que es muy grave. (Ambos se aproximan, ansiosos.) 165
MARA. S que viene mi hermano en la disposicin ms hostil...
LEN. Los Marqueses sin duda se opondrn...
DON RAFAEL. No creo imposible reducir a los Marqueses... Pero a don Cesreo, que viene con la cabeza 170 llena de viento y la voluntad inflamada de insolentes resoluciones...! Odme. Debis saber toda la verdad, por triste que sea.
LOS DOS. (Con gran ansiedad.) S, s...
DON RAFAEL. Sabis por qu precipita su viaje don 175 Cesreo?...
MARA. Llegar hoy.
DON RAFAEL. Viene hoy, porque debi de recibir un largo telegrama en que prfidamente se le llama para que impida el oprobio de la familia... 180
MARA. Estpida maldad!
DON RAFAEL. Se le habla de Mara enloquecida, fascinada por un...
LEN. Imagino los horrores que dirn de m.
MARA. Quin puso ese telegrama? 185
LEN. El Marqus?
MARA. La Alcaldesa?
DON RAFAEL. Es cosa del tontaina de Corral, ayudado por Bravito, el juececillo.
MARA. Infames! 190
DON RAFAEL. Pues con esa requisitoria indecente, y algo que das atrs escribieron otras personas, don Cesreo, el hoy omnipotente don Cesreo, viene dispuesto a que su hermana se someta; y para esto no ha de emplear contra ella medios violentos. No la cogern 195 a usted ni la maniatarn para llevrsela a viva fuerza. No harn nada de esto, porque no es preciso.
MARA. (Con gran ansiedad.) Pues qu harn?
DON RAFAEL. El feudalismo de nuestra edad revuelta no necesita apelar a esos medios. 200
LEN. Ya s. Cesreo est a punto de ser feudal tirano de este pas.
DON RAFAEL. Hoy traen los peridicos, con la noticia de la boda, otra que viene a ser la confirmacin de ese feudalismo. 205
LOS DOS. Qu?
DON RAFAEL. El Gobierno, deseando recompensar... no s qu es lo que recompensa, ni el mismo Gobierno lo sabe... conceder a Teodolinda y a Cesreo el ttulo de (Con nfasis) Duques de Agramante. 210
LEN. Muy lgico: en sus manos est toda la gran propiedad rstica y minera.
DON RAFAEL. Y con la propiedad, la influencia; y con la influencia, los resortes de toda autoridad.
MARA. De autoridades corrompidas... 215
DON RAFAEL. Putrefactas, s; pero que echan la barredera, y ay del que cogen!
MARA. Pero todos...?
DON RAFAEL. Todos sern instrumentos de Cesreo... lo son ya, porque la adulacin madruga, hija ma; 220 no espera que venga el poder: corre a su encuentro.
MARA. Y todos esos enemigos, jueces, alcaldes, vendrn contra nosotros?
LEN. (Comprendiendo.) No: contra m solo. Ya veo claro el ardid de guerra. Es en verdad diablico y 225 terrible...
MARA. Ya entiendo. Len...
LEN. Yo ser el perseguido.
DON RAFAEL. El vilipendiado, el encarcelado tal vez... (yese repique de campanas, lejano, al cual se 230 unen pronto otros sonidos de campanas ms prximas, de timbre diferente.)
MARA. Por qu delito?
LEN. Por el viejo: por mis locuras de hace aos en Madrid. 235
DON RAFAEL. Ayer estuvo Bravito en el Juzgado buscando un exhorto que, segn l, debi venir hace dos aos, y qued sin cumplimiento.
LEN. No encontrarn exhorto. Mas para qu lo necesitan? Harn lo que quieran. 240
DON RAFAEL. Asegura Bravo que el Duque de Agramante traer de Madrid todo el artificio legal bien preparado.
MARA. Que traiga lo que quiera. (Animosa.) Contra tales armas, levantaremos la verdad inexpugnable. 245
LEN. Y nuestras voluntades firmsimas: somos de hierro.
MARA. Somos de bronce. (Con grave acento uno y otro, dando a sus declaraciones gran solemnidad.) Aqu, ante nuestro pastor de almas, hacemos juramento solemne 250 de ser el uno para el otro, por encima de toda tirana, de todo poder, sea el que fuere. (Se dan las manos. El son de campanas aumenta en intensidad por agregarse notas ms cercanas, agudas y graves, que armonizan con las primeras.) 255
LEN. Nos juramos eterno amor, fidelidad constante...
MARA. Mutuo auxilio en las tribulaciones. Juramos hacer de nuestras existencias una sola. (Contina el crescendo de las campanas. Se agregan las notas graves 260 de la iglesia de la Misericordia y de San Pedro, prximas, y la del Cristo, que est en escena.)
LEN. Juramos morir antes que renunciar a nuestra unin santa.
MARA. Juramos, y as lo declaramos ante Dios y 265 ante su ministro. (Llega al mximum de intensidad el concierto de campanas. Pausa de recogimiento religioso y solemne. Las voces de Mara y Len expiran entre las vibraciones del metal... El campaneo se va extinguiendo gradualmente por el silencio de las ms prximas, sonando 270 las ms lejanas, hasta que slo se oigan las lejansimas.)
DON RAFAEL. (Quedndose como en xtasis, orando.) Hijos mos, dijrase que sobre vosotros ha descendido una suprema bendicin...
LEN. Ya estamos unidos. 275
DON RAFAEL. (Asustado.) No, no: todava no.
LEN. (Con gran entusiasmo y efusin.) En el Cielo ha sonado ese himno...
MARA. Trae a nuestras almas toda la alegra del Universo. 280
DON RAFAEL. (Asustadizo.) No, no creis eso: no os alucinis. Es la procesin de la Virgen, que pasa por la calzada del Refugio... No estis unidos, ni s si llegaris a estarlo en forma. (Con viva emocin.) Hijos mos, el Cielo est con vosotros, la tierra no. 285
(Aparecen por la derecha Corral y Bravo, observando burlones; prorrumpen en risas.)
ESCENA III
Los mismos; CORRAL, BRAVO.
LEN. Quin va?
DON RAFAEL. De qu se ren? Qu buscan aqu?
CORRAL. (Burln.) Sigan, sigan. 290
BRAVO. Don Rafael, cremos que estaba usted en la procesin.
CORRAL. Estaba aqu, repicando en el Cristo.
DON RAFAEL. Mis procesiones andan por dentro, y no necesitan repiques. 295
CORRAL. Ja, ja!...
BRAVO. Ja, ja! Pero estaba dicindoles misa?
DON RAFAEL. Misa no: les deca... que sois unos grandes mentecatos.
CORRAL. Gracias... Y este seor nos ha dado el 300 quin vive como un centinela... Es esto castillo, reducto, fortaleza?
BRAVO. Quizs lugar sagrado donde no podemos entrar sin permiso... del seor aclito.
LEN. (Aparte, contenindose.) Canalla! 305
MARA. (Aparte.) Ralea vil!
CORRAL. Pues entramos para tener el gusto de encontrar a esta seorita...
BRAVO. Y el disgusto de decirle que sus padres, creyndola perdida en el monte... (Corre hacia la 310 derecha y llama, agitando el pauelo.)
CORRAL. Andan locos buscndola...
DON RAFAEL. Los perdidos sois vosotros. Ni esta seorita ni nadie se pierde viniendo conmigo.
BRAVO. (Llamando.) Eh! 315
DON RAFAEL. (Acercndose a Bravo.) Pero a quin llamas, condenado?
BRAVO. Aqu estn, aqu.
DON RAFAEL. (Mirando a los que vienen.) stos no podan faltar: la entrometidsima Vicenta y el Alcaldillo. 320
MARA. Ya no me importa... Que vengan.
ESCENA IV
Los mismos; VICENTA; despus el ALCALDE.
VICENTA. Ah! queridsima... Qu susto nos hemos llevado! (Al ver a Len se santigua.)
MARA. Pero no vena con usted su marido?
VICENTA. Ha retrocedido para mandar aviso a los 325 seores Marqueses...
LEN. Por lo visto es, adems de Alcalde, pregonero.
MARA. Dejmosle... Pregone todo lo que quiera.
VICENTA. Yo... acelerando el paso, he llegado a tiempo... 330
MARA. De salvarme. (Irnica.) Extraviada en el monte, a punto estaba ya de que me comieran los lobos.
VICENTA. Gracias que se extravi usted con el pastor.
DON RAFAEL. Dime, Vicentita: al salir de tu casa, dejaste todo bien arreglado? 335
VICENTA. S, seor.
DON RAFAEL. Los nenes bien apaadicos... la ropa de Nicols corriente de zurcidos y arreglos?
VICENTA. Por qu me lo dice?
DON RAFAEL. Porque si tienes quehaceres en tu 340 casa... aqul es tu puesto... Aqu no nos haces ninguna falta.
VICENTA. (Picada.) Don Rafael, yo s mi obligacin en mi casa... y en las ajenas.
ALCALDE. (Por la derecha, presuroso.) Avisados ya 345 los seores, que estaban afligidsimos buscando a su querida hija. (Saluda a Mara framente.) Seorita, la compaa de don Rafael pone a salvo el decoro de usted.
LEN. El decoro de esta seorita no ha menester de 350 acompaamiento para resplandecer como el sol.
DON RAFAEL. Mucho, mucho!
ALCALDE. Nadie le ha dado a usted la palabra.
LEN. Yo la tomo.
ALCALDE. Con qu derecho? 355
LEN. No es derecho: es deber, deber mo...
ALCALDE. Qu atrevimiento! (A Mara.) Por consideracin a usted, no le contesto con la dureza que me impone mi autoridad.
BRAVO. (A Len, con grosera.) Amigo, se le ha 360 quemado a usted el establecimiento? Porque si no, no entiendo de dnde pueden salir tantos humos.
CORRAL. Pues no es poco orgulloso...
LEN. S que lo soy. Alguna razn habr para ello.
ALCALDE. (Mirando por la derecha.) Ya suben, ya... 365
MARA. (Asustada.) Mis padres...
ALCALDE. (A Vicenta, aparte.) Ve a su encuentro; diles...
VICENTA. Ya...
ALCALDE. Y para desentendernos de este desagradable 370 asunto, retrate a casa.
VICENTA. Bien. (Vase por la derecha.)
DON RAFAEL. (Al Alcalde.) Qudate t. Como autoridad, convendra que estuvieras presente. Sabrs que ante m se han dado promesa recproca de 375 matrimonio...
ALCALDE. Dios nos asista!... Huracn tenemos... No puedo quedarme, don Rafael. Tengo que bajar a la estacin.
DON RAFAEL. Verdad que llega el amo. 380
ALCALDE. Hacia la estacin van ya todos los amigos.
CORRAL. Nosotros tambin.
BRAVO. En marcha. (Salen los tres hablando atropelladamente.)
MARA. (Vindoles partir.) Caterva infame! Servidores 385 de la injusticia, de la mentira social, Dios os confunda.
ESCENA V
MARA, LEN, DON RAFAEL.
DON RAFAEL. (Mirando por la derecha.) Cerca vienen ya. El terrible choque se aproxima.
LEN. Yo les dir... 390
DON RAFAEL. No, hijo. (A Mara.) Mi opinin es que nos deje solos.
LEN. Debo retirarme?
MARA. S.
LEN. Debo esconderme? 395
MARA. No, no... afrontemos la lucha con honrada entereza.
LEN. Sin huir el cuerpo, sin volver la cara. Tenemos razn... y basta. (Retrase presuroso por la izquierda.)
ESCENA VI
MARA, DON RAFAEL, DON PEDRO, FILOMENA.
DON PEDRO. (Consternado, trmulo.) Mara, Mariucha... 400 nuestro buen amigo el Alcalde nos ha dado conocimiento...
MARA. Os ha dicho...?
FILOMENA. Que amas a ese hombre...!
MARA. Pero no os ha dicho mi juramento, el 405 suyo...?
DON PEDRO. Juramentos que nada significan si reconoces tu error...
MARA. Yo no falto a lo que prometo y juro. Lo que sabis es resolucin tomada y sostenida por la misma 410 alma que en das aciagos luch con la miseria...
DON PEDRO. Ya vimos el tesn tuyo de entonces...
MARA. Pues imaginadlo duplicado, y veris el de ahora.
DON PEDRO. (Severo.) De modo que te obstinas...? 415
FILOMENA. Hija, no me hagas olvidar el inmenso cario que pusimos en ti...
MARA. Ese cario siempre lo merezco. El amor que os tengo, ahora tambin se duplica.
FILOMENA. (Con maternal cario.) Oh, qu dolor!... 420 T, Mara, separar tu existencia de la nuestra...!
MARA. Yo sacrificara mis afectos, mi juventud, mi existencia, cuanto soy y lo poco que valgo, si viera que con ese sacrificio lograba vuestro bien; pero no es as.
DON RAFAEL. Mara vivir siempre para sus padres. 425 nanse a ella y sern felices.
DON PEDRO. Ella es la que tiene que unirse a nosotros... Hemos determinado partir hoy mismo...
FILOMENA. Oh, Dios mo! (Afligidsima.)
MARA. (Con viva emocin acude a Filomena.) Madre 430 querida, por qu te atormentas? Papato, si creste en m, por qu no crees ahora?
DON PEDRO. (Besndola.) Mara, Mariucha, mi encanto, mi alegra... ven...
FILOMENA. (Los tres estn un momento abrazados.) 435 Mi cielo, mi gloria... ven... siempre juntos... Sers feliz al lado nuestro... Piensa en tus hermanitos... en Cesreo.
MARA. (Con movimiento de horror.) Oh, no! (Se separa de ellos. Recobra sbitamente su entereza.) 440
DON PEDRO. Ven... Partiremos.
MARA. (Con acento grave, retirndose ms.) Yo... dolorida de esta separacin, destrozada el alma... me quedo aqu. Partid vosotros.
DON RAFAEL. No ablandarn este bronce. 445
MARA. Queridos padres, habris de decidiros pronto, porque el caso no admite dilacin. Escoged entre estos dos caminos: o vais con Cesreo, o vens conmigo.
DON PEDRO. No podemos someternos a tan horrible dilema. 450
FILOMENA. T con nosotros...
MARA. (Intentando de nuevo moverles por la ternura.) Pero no estis contentos de m? En estos das de Agramante, que empezaron angustiosos y luego volvieron risueos, apacibles, qu os ha faltado? No 455 tenais cuanto necesitabais, y sobre lo necesario, algo de lo superfluo, ms grato por ser muy bien medido?... Pues si esto tenais y esto os ofrezco, por qu prefers ahora correr hacia un mundo de vanidades, donde no seris ms que un reflejo desconsolado de grandezas 460 ajenas?
DON PEDRO. A la sombra de la posicin de nuestro hijo, podremos restablecer nuestra posicin.
MARA. A la sombra del poderoso, los nobles empobrecidos se llaman parsitos, y yo no quiero para ti 465 este nombre.
DON PEDRO. (Irritado.) Mara!
FILOMENA. (Severa y orgullosa.) Oh! No pensaras as si no estuvieras trastornada por una pasin absurda... Por la Virgen, seor Cura: aydenos a domarla. 470
DON RAFAEL. En ella veo la razn, en ella la verdad.
FILOMENA. Ese amor es loco, insano, y lo combatiremos como el mayor de los oprobios.
DON PEDRO. (Arrogante.) No lo consentiremos.
FILOMENA. T misma, mirando a tu linaje, a nosotros, 475 debes rechazarlo.
MARA. No, no.
FILOMENA. No merecemos que sacrifique su inclinacin?
DON RAFAEL. (Con energa.) Ms merecedora es 480 ella de que ustedes sacrifiquen su orgullo.
DON PEDRO. No es orgullo, es dignidad, y sta no puede sacrificarse.
MARA. (Cortando la disputa.) Padre y madre muy queridos, no nos entendemos. Partid si as lo habis 485 determinado. No ir con vosotros.
DON PEDRO. (Iracundo.) Esto ya es intolerable.
FILOMENA. (Con gran severidad.) Hemos invocado tu cario filial; ahora reclamamos tu obediencia.
MARA. En esto no puedo obedeceros. (Con entonacin 490 vigorosa y grande entereza.) Marqus de Alto-Rey, tu hija, tu Mariucha, no comer jams el pan de Teodolinda.
DON PEDRO. (Confuso.) Qu dice?
MARA. (Con gradual energa.) Habis olvidado el 495 origen de ese pan, del amasijo de riquezas que lleva sobre s la que ser esposa de vuestro hijo? Yo os lo recordar. Fue su fundamento la odiosa, la infame esclavitud. El padre de Teodolinda venda negros, y su primer esposo los compraba... Este comercio 500 os parece ms honroso que el mo?... Ved ese caudal aumentado rpidamente con la usura de sangre humana, ms inicua que la del dinero... vedlo crecer, crecer luego en montones de oro, y hacerse fabuloso, negociando en medio de las corrupciones coloniales... 505 Ese pan es el que vais a comer. Yo antes morir que probarlo: me envenenara el alma. Prefiero el pan amasado en el suelo pobre de mi patria, santificado con mi trabajo (Con fiera energa, apretando los puos), extrado a pulso! con inmensas fatigas de la tierra dura, 510 de la tierra madre en que todos nacimos.
DON PEDRO. (Desconcertado.) No puedo renegar del apoyo que nos trae Cesreo.
FILOMENA. Mi pobre hija delira.
DON RAFAEL. Tolerancia, Marqus, en nombre de 515 Dios.
DON PEDRO. Obediencia en nombre de mi autoridad.
FILOMENA. Que renuncie a ese amor afrentoso. (Asiente don Pedro.)
MARA. (Rebelndose.) Afrentoso habis dicho, y 520 contra eso tengo que protestar con toda la fuerza de mi alma honrada y de mi conciencia pura.
FILOMENA. Si es intil, Mara, que pretendas extraviarte. No lo consentiremos.
DON PEDRO. Medios le sobran a Cesreo para... 525
MARA. (Disparndose.) Los medios que emplear mi hermano, vosotros no podris autorizarlos: son un delito... En otros tiempos, cuando estorbaba una persona, se le daba muerte; en stos, no ms humanos, pero s ms hipcritas, a esa persona que estorba se la 530 mata legalmente, civilmente... y esto, vosotros, nobles de raza, no podis consentirlo. Si lo consents...
FILOMENA. No es cosa nuestra. Cesreo, que vela por la familia, sabe lo que tiene que hacer.
MARA. Pues si Cesreo sabe lo que tiene que hacer, 535 sabed vosotros...
DON PEDRO Y FILOMENA. (Simultneamente, con gran ansiedad.) Qu?
MARA. Que habis perdido a vuestra hija, que se os ha muerto vuestra hija. (Aprtase hacia el fondo.) 540
DON PEDRO. Mara!
FILOMENA. Hija!
MARA. Dejadme. Soy libre. (Aprtase ms.)
DON RAFAEL. La ley le concede ya libertad...
MARA. Y yo la tomo. 545
FILOMENA. Qu sera de ti, pobre criatura, si...
MARA. Antes de aprender a libertarme aprend a vivir por m misma.
DON PEDRO. (Exaltado.) Pero yo te traigo a la obediencia. Eres mi hija. 550
MARA. Ya no soy vuestra. Soy ma, ma. (Sube por la escalerilla del fondo.)
FILOMENA. (Aterrada.) Huye de nosotros!
DON RAFAEL. Y yo con ella. (Sube tras de Mara.)
ESCENA VII
Los mismos; CESREO, el ALCALDE, ROLDN, CORRAL y algunos SEORES de Agramante.
CESREO. (Por la derecha, presuroso, alarmado por lo 555 que le han referido y por lo que ve al llegar.) Qu...? Qu ocurre...?
DON PEDRO. (Atribulado.) Cesreo!
FILOMENA. (dem.) Hijo mo!
DON PEDRO. Mara... huye de nosotros! 560
FILOMENA. (Seala la figura de Mara, que en su andar incierto se oculta y reaparece entre el follaje.) Hija adorada... hija loca... ven.
CESREO. (Risueo, presuntuoso, confiado en s mismo.) Estad tranquilos. Yo la someter. 565
MARA. (Desde lo alto.) Soy libre.
CESREO. (Imperioso.) Mara!
DON PEDRO. (Dolorido y carioso.) Mariucha!
MARA. (Subiendo ms.) No me llamis.... Desde este instante slo a Dios tengo por padre. (Huye por el 570 monte. Don Rafael va tras ella. Consternacin de los padres. Cesreo arrogante, confiado en s mismo.)
ACTO QUINTO
Almacn de hulla. Local grande, de slidos muros y techo abovedado.
A la derecha, primer trmino, un ventanal; a la izquierda un estante con herramientas y otros objetos, pedazos de flejes, tablas, etc. El foro est dividido: a la izquierda, un cuerpo saliente, que es una de las habitaciones particulares de Len, con una puerta frente al pblico, y otra lateral que da al foro, y almacenes. Por la derecha de este foro se va a la calle.
Utensilios propios del comercio de carbn. Banquetas y muebles toscos. Es de da.
ESCENA PRIMERA
El ALCALDE, que entra por el fondo; DON RAFAEL, que sale por la puerta pequea del fondo.
ALCALDE. (Sorprendido.) Pero estaba usted aqu?
DON RAFAEL. Pues dnde queras que estuviese? Mi papel es consolar a los oprimidos, como el tuyo adular a los poderosos.
ALCALDE. No estamos para sermones. Dgame, han 5 vuelto a su casa los seores Marqueses?
DON RAFAEL. S.
ALCALDE. Y la Marquesita?
DON RAFAEL. En mi casa.
ALCALDE. Dijronme que avanz monte arriba largo 10 trecho...
DON RAFAEL. Desolada, quera ser como fiera vagabunda del bosque. Yo no poda seguirla. La reduje al fin... Los padres, en cuanto se enteraron de que estaba en mi casa, corrieron all. Escena de lgrimas... desmayo 15 de Filomena, pucheros del pap... Pero Mariucha inflexible. Se ha encastillado en su potente voluntad, y cualquiera la rinde.
ALCALDE. Contentos estn de usted los Marqueses y don Cesreo! 20
DON RAFAEL. Ya, ya... Si a todo trance queran someter a Mara por el terror, y martirizarla en su propia casa o en un convento, valiranse de otros de mi oficio, que los hay, vaya si los hay, dispuestos para eso y para mucho ms; pero este Cura no es de esa cuerda... 25
ALCALDE. Qu demonio! D. Cesreo ha de mirar por el decoro de la familia, por el lustre de su nombre.
DON RAFAEL. (Burln.) Mucho, mucho! Lustre nuevo a cosas viejas, y barnizar con oro y prpura las grandezas podridas... 30
ALCALDE. Reconozcamos que la posicin que tendr don Cesreo dentro de unos das le dar un poder formidable...
DON RAFAEL. Malditas posiciones, que son como los castillos roqueros de antao, de donde sale toda asolacin 35 de pueblos, todo el atropello y vejmenes de personas!
ALCALDE. Pero fjese usted... Si Mariquita se sale con la suya... Lo que yo digo...
DON RAFAEL. (Interrumpindole.) Cllate. Todo lo que t puedas decirme me lo s de memoria. Es el lenguaje 40 del servilismo, que entre las pisadas de los poderosos cultiva su inters. El decoro de la familia, el nombre! Vale ms un cabello de Mariucha que todos los nombres y remoquetes de los innumerables fantasmones que pueblan el mundo. 45
ALCALDE. (Queriendo explicarse.) igame... yo digo que...
DON RAFAEL. (Sin hacerle caso, con calor.) Las posiciones! Que me d Dios vida para verlas arrasadas, hecha tabla rasa de todo este feudalismo indecente! 50 Ea: abur.
ALCALDE. Aguarde: no sea tan vivo. (Autoritario.) Tengo que advertirle...
DON RAFAEL. rdenes del baj de tres colas... del Excelentsimo Sr. Duque...? 55
ALCALDE. rdenes mas. Primero: no conviene que visite usted a este hombre... Segundo. Puesto que tiene a la fierecilla en su casa, exhrtela, aconsjela con todo el sermoneo que usted sabe emplear cuando quiere, y una vez dueo de ella... 60
DON RAFAEL. Le echo al cuello una soga, y la traigo al redil paterno.
ALCALDE. Sin soga o con soga, entendiendo por sta la autoridad religiosa y moral. Antes de las tres ha de estar la seorita bien catequizada y bien amansada en 65 casa de sus padres, para que puedan tomar todos el tren de las cuatro...
DON RAFAEL. Bien, Nicols. Lo manda el amo?
ALCALDE. Lo manda el sentido comn; lo manda tambin el seor Obispo, ojo! que es muy amigo de don 70 Cesreo y...
DON RAFAEL. (Riendo.) Mucho, mucho... ja... ja!... Con que a las tres?
ALCALDE. Lo ms tarde.
DON RAFAEL. Pues la traer, hijo; traer a la fierecilla... 75 No te incomodes. La verdad es que tengo yo un miedo fenomenal a mi seor Duque, y al Obispo, y a ti... Mucho, mucho...! (Vase riendo por el fondo.)
ESCENA II
El ALCALDE, ROLDN, CORRAL, por el fondo.
ROLDN. Risueo va el curita... 80
ALCALDE. Djale, que ya le cortarn la risa... Y don Cesreo?
CORRAL. Ahora sala del Juzgado.
ALCALDE. Y el Juez...?
CORRAL. Enteramente a su devocin. 85
ROLDN. Segn eso, a este hombre se le puede cantar el responso.
ALCALDE. Yo entiendo que ceder en cuanto vea la que se le viene encima... l mismo ser el que desencante a la encantada seorita... Para m, a eso tira don 90 Cesreo...
CORRAL. Entiendo que no cede. Est enamoradsimo del ngel. Lo que har ser suicidarse, y me alegro.
ALCALDE. Hombre...!
CORRAL. Digo que all me espere muchos aos. 95
ESCENA III
Los mismos; CESREO, por el fondo.
CESREO. (Al Alcalde.) Vio usted a ese maldito Cura; le dijo...?
ALCALDE. Que se arregle como pueda, ya por lo religioso, ya por lo moral, para encadenar a la rebelde... 100
CESREO. Muy bien.
ALCALDE. Y traerla a casa de sus padres.
CESREO. O convencida o resignada: no hay otro remedio. Y ello ha de ser pronto...
ALCALDE. S: para que tengan tiempo de tomar el 105 tren...
CESREO. Pues adelante... Ea: sulteme usted la fiera. Vern qu pronto la amanso. (A Roldn y Corral.) Seores, despjenme la cueva...
CORRAL. Aguardaremos fuera... (Vanse Corral y 110 Roldn por el foro. El Alcalde entra en las habitaciones de Len y sale en seguida.)
ALCALDE. Le dejo a usted solo?
CESREO. S... En cuanto hable usted con el Cura, hgame el favor de pasar a casa de mis padres y advertirles 115 que estn prevenidos... que vendr Mara, que partiremos todos...
ALCALDE. Est bien... (Retrase el Alcalde por el foro; aparece Len.)
ESCENA IV
LEN, CESREO. (ste se quita los guantes con presteza y los arroja sobre el banco de cerrajera.)
LEN. (Con fra urbanidad.) Siento que venga usted 120 a este almacn, lugar tan impropio para visitas... Hubiera ido yo a donde se me designara...
CESREO. Aqu estamos bien, seor... (Vacilando en el tratamiento.) Creo intil... y tonto... que nos engaemos dando yo a usted un nombre que no es el suyo. De 125 antiguo nos conocemos, Antonio Sanfelices.
LEN. (Con gran tranquilidad, en pie.) se es mi nombre. A punto estuvo usted de conocerme aquel da en la sala de Alto-Rey... El polvo de carbn me sirvi de mscara... 130
CESREO. Tras el velo negro cre ver el rostro del que fue mi amigo, del que dej de serlo... no por culpa ma.
LEN. Por mi culpa, es verdad. Muchos amigos dejaron de saludarme. Algunos, pocos, me favorecieron 135 con un trato de pura frmula.
CESREO. Yo fui de sos.
LEN. Nuestro trato haba sido hasta entonces muy cordial. Nos tutebamos.
CESREO. Cierto. 140
LEN. Y aun pareci que quera usted distinguirme con una benevolencia de pura frmula.
CESREO. Benevolencia que t... (Vivamente, con transicin de la rigidez a la sinceridad.) Perdone usted: siento vivas ganas de tutearle ahora como antes... Me 145 sale de dentro.
LEN. Y a m.
CESREO. No porque el tuteo sea ms familiar, ms ntimo, sino porque es...
LEN. Ms rencoroso... 150
CESREO. Ms expresivo...
LEN. Puede uno desfogar su pecho...
CESREO. S, s... Pues deca yo que no merecas mi benevolencia.
LEN. Yo creo que s la mereca. 155
CESREO. Hoy, con el mismo sentimiento compasivo mirara yo tu mengua... Pero resulta que no te avienes a llevarla solo, y quieres compartirla con una familia ilustre...
LEN. (Inalterable en su tranquilidad.) No doy ni 160 quito mengua, ni con nadie la comparto, porque no existe.
CESREO. Que no existe? Quin la ha borrado?
LEN. (Con orgullo y conviccin.) Yo la he borrado, yo. (Insistiendo.) Digo que yo la he borrado, y basta. 165 Si la conciencia humana no pudiera ennegrecerse y limpiarse como esta cara ma, que viste tiznada de carbn y ahora ves blanqueada por el agua, no seramos hombres, seramos animales.
CESREO. Retricas... Eso se dice. 170
LEN. Y se hace. Puedes creerlo, puedes dudarlo. No tengo inters en convencerte.
CESREO. Si, en efecto, lavaste tu afrenta, por qu no procuraste que as lo comprendiese tu to el Marqus de Tarfe, el noble anciano que...? 175
LEN. Por escrito le dije lo mismo que de palabra te he dicho a ti. Pero no me crey. Como t, me dijo: Retricas.
CESREO. Sabes que muri tu to?
LEN. Lo s. 180
CESREO. Sabes que en su testamento no te dej ni el ms pequeo legado?
LEN. Lo s. No esperaba herencia ni legado. Y la verdad, no sent la pretericin de mi nombre en el testamento. Me satisface ms vivir de lo que he adquirido 185 con mi trabajo. Cada uno tiene su manera de borrar lo que fue, para dar mayor vida y realce... a lo que es.
CESREO. Y de la causa que se te form no tienes noticia reciente? 190
LEN. Si no recuerdo mal, me dijo el Marqus al despedirme, que se haba sobresedo la causa. Supe que mis compaeros de infortunio fueron absueltos libremente. Por absuelto me tuve tambin.
CESREO. Pues no lo ests. 195
LEN. Lo sabes t?
CESREO. Antes de venir aqu, quise conocer los antecedentes jurdicos de Antonio Sanfelices. En el Juzgado vi que el expediente no est sobresedo, y que fcilmente se le pone en tramitacin. 200
LEN. Pues no te has dado poca tarea! Tanto inters en contra ma! Es por la justicia? (Con severidad.) No: es porque amo a tu hermana.
CESREO. Por ambas cosas. Por la justicia en el concepto general, por la justicia en mi propia casa. Con 205 una accin sola impongo castigo a quien lo merece, y corto el paso al hombre manchado que pretende entrar en mi familia.
LEN. Y con ese fin desentierras mi proceso... y le das impulso en Madrid, y aqu te rodeas de autoridades 210 serviles para consumar tu obra, que quiere ser justicia, escarmiento, preservativo de la familia, y al fin venganza, porque eso viene a ser en realidad!
CESREO. Justicia, venganza, preservativo, escarmiento, 215 llmalo como quieras, y entrgate; rndete ante un hecho contra el cual nada podrs.
LEN. Que no podr?... Bueno. (Se cruza de brazos y le mira, expresando una calma estoica. Pausa. Cesreo le mira.)
CESREO. (Con expectacin.) Desistes?... Te das 220 por vencido?
LEN. No desisto. Persgueme sin piedad. Cualquiera que sea mi situacin, amar a tu hermana...
CESREO. (Sin quitar de l los ojos.) Con amor de ensueo nada ms. 225
LEN. Con el amor que siento ahora, el cual no se satisface sino hacindola ma para siempre.
CESREO. (Airado.) Te prohbo nombrar a mi hermana.
LEN. Si su nombre est siempre en m, cuando 230 no en mis labios, en mi pensamiento! Prohibirme que piense! T a prohibir, yo a pensar, veremos quin gana.
CESREO. (Enardecindose ante la calma de Len.) Esa estudiada calma, esa serenidad burlona no es ms que la expresin de un cinismo repugnante que merece 235 castigo, y me ver obligado a drtelo.
LEN. (Imperturbable.) Muy bien. Pues ese castigo de mis maldades caiga sobre m. Impnmelo pronto, t... con tu propia mano. No te importe estar en mi casa. 240
CESREO. (Despreciativo.) Yo no: la ley.
LEN. Ah! es verdad: ya no me acordaba. T, creyndome deshonrado, no puedes medir conmigo tus armas de caballero... Y para qu habas de exponer vida, si ah tienes la ley, auxiliar cmodo y barato, y 245 puedes aniquilarme con tu poder feudal sin ningn riesgo? Yo, que nada puedo, sucumbir, y t quedars triunfante, con la satisfaccin de haberte librado de un enemigo sin derramar ni una gota de sangre, sin un rasguo, sin la menor molestia... 250
CESREO. Qu quieres decir? Que temo batirme contigo?
LEN. En otras circunstancias no lo temeras. Hoy, para qu habas de temer lo que no necesitas?... Pues ni con el duelo, si el duelo fuera posible, ni con echarme 255 a los lobos de la Curia, conseguirs que yo desista. No sabes, no podrs saber nunca, Cesreo, a dnde llega mi resistencia. El da en qu creste reconocerme, tu hermana dijo: No es aqul, Cesreo; es otro. Gran verdad sali de aquel divino labio. No soy aqul: soy 260 otro.
CESREO. Palabrera, orgullo, afectacin. (Contiene su ira; trata de dominar a Len en otra forma, sugirindole ideas de amargura y desesperacin.) Si la ley te coge en su garra y no te suelta, que no te soltar, caers en 265 grande abatimiento... perders tu negocio... no volvers a ver a mi hermana, ni oirs siquiera su nombre. Ninguna ilusin te consolar, y el amor mismo se te ha de convertir en un vaco angustioso, que te inspirar el horror de la vida. Tus das sern solitarios, tus noches 270 sern lgubres. No te quedar ms consuelo que el sueo, el eterno olvidar, el eterno dormir.
LEN. (Calmoso, risueo.) Ya veo tu idea. Y es ingeniosa, Cesreo... Claro, no me queda ms que una solucin: el suicidio. 275
CESREO. No es solucin: es fatalidad.
LEN. Ah, Cesreo, qu mal me conoces! He padecido tanto, tanto; he llevado la carga de la vida en condiciones tales, que el vivir era para m lo mismo que llevar a cuestas un cadver... Pues aunque llegue a 280 ser mi vida ms abrumadora de lo que fue, aunque sobre ella pongas los desconsuelos ms negros y las tribulaciones ms horribles, subir con ella a todos los calvarios. No, Cesreo: yo... no me mato. (Se sienta impvido.) 285
CESREO. (Aparte, confuso, pasendose.) Duro como una pea!
LEN. Si contabas con mi suicidio, desecha esa esperanza... Busca otra.
CESREO. (Fogoso, con arranque de sinceridad.) 290 Cul? Por qu camino desaparecers y se perder de vista tu existencia...?
LEN. Por ninguno. Todo lo soporto: deshonra, miseria, crcel. De todas esas muertes resucito.
CESREO. Mara te olvidar. 295
LEN. Mara no olvidar a su maestro.
CESREO. Se avergonzar de haber querido a un criminal.
LEN. Nunca. Mara cree en m.
CESREO. Dejars de verla. 300
LEN. Esperar.
CESREO. A ti y a ella, por medios distintos, quitaremos toda esperanza.
LEN. Abolir la esperanza! Pues de Dios se dice que no quita la esperanza, y la vas a quitar t! 305
CESREO. (Exasperado gradualmente, su ira va creciendo hasta llegar al paroxismo.) Yo no consiento, no puedo tolerar, no quiero, no quiero que entres en mi familia.
LEN. No tengo inters... Con tal que tu hermana 310 entre en la ma...
CESREO. (Cegndose ms.) Infame, soy caballero y castigar tu insolencia.
LEN. Yo soy estoico, y no temo ningn castigo.
CESREO. Cnico: pues no te rindes, expiars los 315 delitos que cometiste y quedaron impunes.
LEN. Est bien; es justo. Pero ni por ese medio, ni por el duelo, que como caballero no puedes aceptar, ni por el suicidio, que yo rechazo, te librars de m. No te queda ms recurso que el asesinato... Asesname, si 320 te atreves. (Sin perder su serenidad, se levanta.)
CESREO. (Frentico, disparado ya y con rabia impulsiva.) Pues s: me atrevo... el asesinato... el crimen! (Ciego, se precipita hacia el banco de cerrajera que est tras l, y palpando busca un arma.) Te mato... 325 villano!... Muerte!...
LEN. (Acercndose.) Buscas un arma? (Sealando al estante, en el cual, entre variedad de herramientas, hay cuchillos, limas y hacha.) Ah tienes. Escoge lo que te parezca mejor. Yo estoy desarmado. 330
CESREO. (Exaltado, buscando.) Esto... (Coge una lima y la suelta con repugnancia.) No: esto no. (Coge un hacha.) Esto... tampoco. (Lo arroja con desdn.)
LEN. Ves? No puedes. Tu naturaleza rechaza la brutalidad... Y hay en m una fuerza ante la cual tu 335 orgullo acaba por rendirse.
CESREO. S... tu cinismo.
LEN. No: mi razn... la razn que me asiste.
CESREO. (Pasndose la mano por los ojos.) No s qu es esto. (Cae desalentado en un banco, por la brusca 340 sedacin que sigue al desmedido esfuerzo.) No es cobarda; no me creers cobarde. (Se lleva la mano al rostro. Aparecen por el fondo don Rafael, Mara, y tras ellos tres personas (que no hablan), Cirila, otra criada, el sacristn de la parroquia sin sotana, que trae un saco de damasco 345 rojo con ropas eclesisticas y varios objetos de culto envueltos en telas, crucifijo, candeleros, libro de ritual. Entran sin ser vistos en las habitaciones particulares de Len por la puerta lateral del foro. Mara permanece en escena.) 350
LEN. (Acercndose a Cesreo.) S lo eres. Valiente seras para matarme. Te falta valor para reconocer que eres injusto. (Acrcase Mara lentamente.)
ESCENA V
LEN, CESREO, MARA, DON RAFAEL, despus el ALCALDE.
CESREO. (Fija la vista en el suelo, fatigado.) Soy justiciero. 355
MARA. No puede ser justiciero el que antes no sabe ser justo.
CESREO. (Aterrado por la voz y la presencia de Mara.) Mara!
MARA. (Serena y grave.) Hermano querido: ni las 360 acciones violentas ni las voces airadas valen conmigo. Con pocas palabras pondr yo fin a esta lucha, y har que prevalezca sobre tu justicia egosta y menguada, la verdadera justicia. Decides matarle? Pues tambin a m. 365
CESREO. (Vacilante, turbado.) Matar... matar no.
MARA. Decides el tormento curial, legal, o como quieras llamarlo? Pues aqu estoy para compartirlo. (Aparece el Cura por la puerta del foro.)
ALCALDE. (Entrando presuroso por el fondo.) Seor 370 don Cesreo, el maldito Cura pretende ganarnos la partida.
CESREO. (Alarmado.) Qu hay?
LEN. (Que ha hablado con don Rafael.) Nada, que cuando la razn quiere vencer, emplea los medios ms 375 sencillos. Como es inquebrantable resolucin de Mara compartir mi suerte...
DON RAFAEL. (Vivamente, adelantndose.) Y como no es decoroso que, al partir hoy los seores Marqueses, permanezca en Agramante su hija... soltera... 380
CESREO. Yo he determinado que parta con nosotros.
DON RAFAEL. Esprese un poco... yo he determinado casarla.
CESREO. Oh burla villana, desprecio de mi nombre, 385 de mi familia!
ALCALDE. (Furioso.) Esto no puede ser. Yo mando que...
DON RAFAEL. Y yo desobedezco... No te canses en mandar cosa alguna. Aqu, seor Duque, aqu mismo 390 les caso.
CESREO. Pero se atreve...!
DON RAFAEL. Que si me atrevo! Van a verlo. (Dirgese a la habitacin del fondo; abre la puerta. Se ve que estn improvisando una capilla. En la mesa del 395 fondo han puesto ya un pao de altar y el Santo Cristo. Continan preparando y adornando el altar.)
ALCALDE. Qu hacen ah?
DON RAFAEL. Todo est bien dispuesto, y no faltar ningn requisito. 400
CESREO. (Airado.) Pero no sabe usted que incurre en responsabilidad?
DON RAFAEL. Firme en mi conciencia, yo afronto esa responsabilidad.
ALCALDE. Se le formar proceso... 405
CESREO. Le sentaremos la mano.
DON RAFAEL. Yo siento el pie sobre la cabeza del feudalismo... Cierto que no podr aplastarla; pero, por de pronto, hago rabiar al poderoso y le trastorno sus planes inicuos. 410
ALCALDE. Se incoar el expediente.
DON RAFAEL. Ello ser intil... y tonto, porque yo caso a estos jvenes, y a ver, caballeros, quin es el guapo que los descasa.
MARA. Hermano mo, si la crueldad y el odio prevalecen 415 en ti, aqu nos tienes: somos dos almas para el sufrimiento.
CESREO. El odio no existe. Otro sentimiento me mueve ya. (Volvindose hacia el Alcalde.) Mi hermana ha muerto... Muerta la lloraremos... Vmonos. 420
DON RAFAEL. En nombre de Cristo, yo le incito a usted a la concordia, a la mansedumbre, al amor. (Pausa.)
CESREO. (Vacilando, se pasa la mano por los ojos.) Quisiera... (Despus de breve lucha interior.) No... 425 imposible... imposible. (Para s, consternado.) Muerta Mariucha!... No puedo... no quiero verla... (Sale precipitadamente; tras l el Alcalde.)
ESCENA LTIMA
MARA, LEN, DON RAFAEL.
DON RAFAEL. (Suspirando.) Cmo ha de ser! (Dirgese a la habitacin del fondo; se quita la esclavina.) 430 Est todo pronto? (Se ve que han puesto los candeleros. Encienden las velas. Cirila pone sobre el altar bcaros con flores. Don Rafael les da prisa; sacan las ropas, capa, estola, y las colocan sobre un silln.)
MARA. (Afligida.) Me lloran muerta! 435
LEN. (Estrechndole las manos.) Los muertos son ellos, vida ma.
MARA. (Con efusin.) Yo vivo, s; yo estoy viva. Vivo en mi conciencia, vivo en mis deberes, en las obligaciones de mi casa, de nuestra casa. Yo estoy viva. En 440 m rebosa la salud, estalla la alegra, y enciende el alma todas sus luces: la fe, la esperanza, el amor. Yo estoy viva. (Fijndose en el ventanal, ve que pasan sus padres por el exterior.) Ah, Len... mralos... mis padres...! 445
LEN. S... Van hacia la estacin.
MARA. (Acercndose.) Valos yo un instante. Pobres padres mos! Van tristes, agobiados...
LEN. Como si asistieran a su propio entierro.
MARA. (Con viva compasin.) Ya se alejan... 450 Cesreo se une a ellos... les habla... les dice que he muerto. Mira, mira... lloran... Pobrecitos de mi alma!
LEN. Lloran; pero siguen... Se van... Por vanas pompas abandonan los afectos ms puros... 455
MARA. Aceleran el paso... Ya no les veo...
LEN. (Enlazndola por la cintura, la retira del ventanal.) Son la generacin que fue, que ya vivi y pasa.
MARA. Qu tristeza despedir a los que se van para 460 siempre!
LEN. Consolmonos pensando en la eficacia de nuestro destino. Si una generacin nos vuelve la espalda y desaparece, abramos nuestros brazos esperando a la que ha de venir. 465
MARA. Delante de nosotros hay mucha vida, afanes, alegras...
LEN. El cuidado inmenso de las vidas presentes... de las vidas futuras... (Aparece don Rafael en la puerta del foro, dispuesto a revestirse; tras l, el sacristn le ofrece 470 la capa pluvial; el monaguillo le alarga la estola.)
DON RAFAEL. (Les llama con cariosa jovialidad.) Juventud... aqu! (Mara y Len, lanzando una exclamacin de jbilo, corren hacia l.)
NOTES
ACTO PRIMERO
4. Displicente; the adjective is used, as often, where in English an adverb is better employed.
33. no lo son; lo acts as substitute for poderosos. It is invariable when the word referred to is an adjective or a noun in which the adjective sense predominates.
41. se ven y se desean para, they would give their eye-teeth to.
50. Por Cirila, referring to Cirila.
63-64. no es uno saco de paja... De menos nos hizo Dios, I'm not so bad. Men were created out of clay.
66. cualquiera me quitaba a m esa nia; there are two idiomatic uses in this phrase: 1. cualquiera in an ironic sense = nadie (a frequent use); 2. quitaba = quitara, a substitution of tense often found in the main clause of a contrary to fact, or less vivid future condition.
82. Hase; an enclitic object pronoun may be appended to the verb when it stands at the head of a sentence or phrase, and, less often, in other positions.
83. no se me escapa; compare the note above on quitaba. Here the desire for vivid expression has gone a step farther, and we have the present indicative replacing the perfect conditional.
137. las de Gonzlez, the Gonzlez ladies.
157. a eso voy, I'm coming to that.
241. Qu paso lleva...! How fast he goes...!
248. no se dejar ahorcar por...: i.e., he would not stick at putting up a million pesetas if they were needed to save him from the gallows.
250. Har; future of probability: I suppose he makes.
254. a retro; a legal term for a particular kind of conveyance, often used in Spain as a usurer's device, and best explained by an example. A house-owner wishes to raise money by giving a mortgage on his house. But if he is in straits, the lender may refuse to accept the mortgage as security, and demand a bill of sale of it, which contains a clause providing that the original owner may buy it back within a certain time (not over four years, unless more are stipulated in the deed, and never more than ten). This is called venta con pacto de retro, 'sale subject to redemption.' It saves the usurer the trouble of going to law to eject the borrower, and enables the former to charge enormous rates of interest under the guise of a sale. See Adolfo Posada, El derecho usual, p. 251.
259. Ser; see note to Har, line 250.
334-335. Si est aqu, en el patio! Why, here she is, in the court! Observe the use of si, which has no connection with the word meaning 'yes'; this is the conjunction 'if,' and the main clause of the condition is not expressed. In the present case, it might be por qu buscarla?
343. En el segundo patio; in Spain, large houses in the country are likely to have two patios, the first of which serves as the center of life for the owner's family, while the second, in the rear, and surrounded by the kitchen and servants' quarters, is the living room for the menials. In this case, the mansion has been converted into an apartment house, but the same distinction is preserved.
357. Por cierto que pas un susto...! I was surely startled! The que after cierto or por cierto is often not to be translated.
358. me da por verlo todo; see Vocabulary under dar. When todo is the object of a verb, it is usually, but not always, accompanied by the object pronoun lo.
366. Si; see note to lines 334-335.
404-405. no s si rerme; supply debo after si.
492. el ao de la Revolucin de Septiembre; i.e., 1868. The Revolution began on September 19, under the leadership of Generals Prim and Serrano, and Vice-Admiral Topete. It drove Queen Isabel II from the throne, and initiated a six-year period of violent change and innovation, which ended only with the accession of Isabel's son Alfonso XII, in December, 1874.
520. La verdad... no quisiramos..., The truth is—we would rather not!
647. se piense; subjunctive in a time clause when the main verb is future.
662. te encuentro bien, you are looking well.
672. Indicando... It is worth observing that the stage directions are always to be taken as referring to the following speech, not the preceding.
680-681. Con piedra blanca marco esta coincidencia felicsima, such a fortunate coincidence makes this a red-letter day for me.
683-684. cmo no se pueden, how impossible it is.
717. depender; see note to Har, line 250.
718. salve; although few grammars mention it, one of the uses of the present and imperfect subjunctive in an independent verb is when the verb is accompanied by some word meaning 'perhaps,' usually quizs or tal vez. One can supply an expression of possibility and que, but the fact remains that this is just as good a case of a subjunctive in a main clause as is Vaya usted con Dios. The subjunctive is not required with a 'perhaps' word, however; cf. quizs desea, line 773.
724. Antes que nosotros est la cortesa; courtesy is to be considered before ourselves.
773 Quizs desea; compare the note above on line 718. The use of the indicative implies less doubt in the mind of the speaker than the subjunctive.
851. acabe de hundirse, be completely ruined. Acabar here has its original meaning, not its common idiomatic one.
908. la verdad, to tell the truth.
959. Dice que no soy, he says I am not the one he knew.
997. Dios nos tenga de su mano, God sustain us.
998. vuelven de despedir, return from accompanying.
ACTO SEGUNDO
STAGE DIRECTION. al izquierdo; supply extremo.
52. t te sientas; the present indicative is here practically equivalent to an imperative.
70. Me parece que voy bien, I think I am taking the right course.
86. la he hecho buena; see Vocabulary under hacer. The feminine la is used in a number of idioms in a true neuter sense; at least, no obvious noun can be supplied. Such idioms are: habrselas con 'to deal with'; me la pagars 'you shall pay for it'; pegrsela 'to deceive'; correrla 'to go on a spree,' etc.
194. pasara; the conditional of probability, used for past time as the future is for present time. Translate, you must have suffered.
204. Somonte; an imaginary place-name, like Socartes, which in the novel Marianela is applied to a similar mining region.
257. Aqu de la expresin de usted, etc., Here comes in your phrase, which touches me very much.
288. cosa alguna; alguno often replaces ninguno as a negative indefinite adjective, especially when following a singular noun. Here the negative is contained in the privative prefix in- of incapaz.
314. alguna; here used with a singular noun in a plural sense.
390. considero muy bien las razones que usted me da; can be interpreted in either of two ways: 1. as equal to considero con mucha atencin las razones; 2. as equal to considero muy buenas las razones. The second way seems better to the editor.
400-403. Aprovchala;... vencers; Len uses the familiar form of the verb, the t form, as he would not do if his words were intended to be heard by Mara.
432. =Despus de vestida= = despus de estar vestida, or despus de haberme vestido.
449. hago lo [mismo] que usted.
465. Vicenta; there are numberless proofs in Galds' writings that he does not stick to observed or possible happenings as a genuine realist should. Here, every woman will perceive the extreme unlikelihood that a tailor-made gown can be worn at once with success and without alteration by another woman than the one it was designed for.
480. algn; see note to line 314.
522-523. porque Mara se quite; when is porque followed by the subjunctive?
607. que no sea de los dems, let it not belong to others.
617-620. Es Dios que me dice, etc.; this passage and many others show how mistaken are those who see in Galds a bitter opponent of all revealed religion. In reality his blows have been directed only against intolerance.
655. por malo, because you are bad.
657. todo el mundo usually means everybody, but sometimes the whole world.
ACTO TERCERO
26. Por cierto que; see note to I, 357.
38. Ha lugar, muesama? Menga uses in her speech country dialect forms, many of them very old in the language.
48. benditos riales; in the European countries where the metric system has been adopted, the illiterate classes still cling by preference to the old measures for currency, weight, and volume.
58. ms sesenta; the original reads menos sesenta, but the sense requires ms.
76. del quinto infierno; the hell of Dante and the medieval theologians contained nine separate circles. On Menga's lips, however, from the fifth hell means no more than 'from a very remote region,' 'from the North Pole.' Cf. la quinta esencia, 'quintessence.'
116. que; appears to have no more force than y in this type of phrase. Probably this use arose from the causal sense of que = porque.
140. todo el seoro, the subject of nos abonaremos, 'all we gentlefolk.'
189. Con ellas me va muy bien, I get along very well with them.
215. mantones de Manila; the gala ornament of the popular classes in Madrid and Andalusia. It is a large silk shawl, usually white or cream color, with florid embroidery in colors.
224-225. Saludo a Mara,... sabidura; the words with which Len jocularly greets Mariucha are taken from the Litany of the Blessed Virgin, commonly called the Litany of Loreto. The Latin phrases are—Stella matutina, Turris eburnea, Sedes sapientiae. Ora pro nobis is the response given by the congregation after each epithet.
226. Cmo viene hoy! What good spirits to-day!
256. Que si sabe! I should say she does!
295. loquinario; this word, like some others in this play (perchero, encajera), is not to be found in the very deficient dictionaries of the Castilian language. Its meaning is clear, however, and it occurs elsewhere in Galds (Casandra, novela, pp. 78, 340).
308. con reflejos metlicos; having a thin iridescent metallic film technically called 'luster.' This particular kind of art pottery and tiles is a characteristic product of the Iberian peninsula. It has been traced back to the 12th century there, and is thought to have come originally from Persia. The best-known factory is at Manises, near Valencia, but others are in operation. On the Hispano-Moresque lustred ware one may consult Juan F. Riao, Spanish Industrial Art, London, 1890, pp. 147-162; and Leonard Williams, The Arts and Crafts of Older Spain, London, 1907, II, 161-185.
317-318. partiditas... liquidacioncitas; doa Vicenta is fond of diminutives, which she uses with sarcastic intent in many cases.
371. Ya dije yo, that's what I thought!
585. Ahora es ella! See note to II, 86. The neuter feminine is less common with the subject form of the pronoun; but examples are found. See Hanssen, Gramtica histrica de la lengua castellana, 502.
649. la tarntula; the tarantula is a kind of spider, taking its name from the city of Taranto in southern Italy. Tradition, which modern science cannot corroborate, has it that the bite of the tarantula produces a sort of sleeping sickness known as Tarantism. To rouse the sufferers a wild music (tarantella) was played, which caused them to dance till a profuse perspiration broke out, when the effects of the poison were thrown off.
659. =por prometido= = tngalo usted por prometido.
720. al don Cesreo; the article is used here depreciatively: that fellow...!
777-778. como si lo viera, me le hacen a usted; the subject of viera is yo, me is the untranslated "ethical dative," and hacen is the indefinite third plural. |
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